Haciendo uso y abuso de la señal televisiva de medios oficiales encadenados para publicitar a sus candidatos regionales, Chávez mintió nuevamente al país al señalar que enseñaría a la oposición que “aquí quien manda es él”. A esta conclusión podemos llegar después de hacer un análisis de la “Personalidad Autoritaria” y que es sin duda, uno de los rasgos más sobresalientes de la estructura psicológica de Hugo Chávez.
Las personalidades autoritarias son extremadamente inseguras, situación que buscan compensar de múltiples maneras. Por ejemplo, una de las características más importantes de estas personas es la “la sumisión autoritaria”, que consiste en la necesidad emocional del individuo de someterse a una autoridad externa, identificándose con el fuerte para compensar su propio sentimiento de debilidad. Por otra parte, el miedo a la propia debilidad le lleva a valorar exageradamente el poder y la fuerza.
Otra característica importante es que el autoritario es muy afín a la simbología, los rangos, los organigramas verticales de mando, las insignias, los uniformes y la jerarquía. Así mismo, tienen la imperiosa necesidad -producto de su mismo núcleo de inseguridad- de buscar su identidad a través del sentido de pertenencia a grupos. Sin el funcionamiento adecuado de este tipo de estructura rígida, la persona autoritaria corre el riesgo de desintegrarse mentalmente, ya que su estabilidad interior es muy débil. Por tal razón, ameritan del sometimiento a la autoridad externa, ya que no son autónomos y no sabrían que hacer sin la orden que le señale como actuar ante situaciones de conflicto.
Por otra parte, La personalidad autoritaria es particularmente sensible a la amenaza de la muerte. Sus decisiones y actuaciones son absolutamente diferentes a las usuales ante la idea de su propia muerte y las amenazas, o ante el sometimiento al terror.
Estas características anteriores nos permiten entender muchos episodios históricos recientes en los cuales a Hugo Chávez le toco ser protagonista. Nos permite entender por qué se hizo militar, su parálisis en el museo militar durante el golpe del 3 y 4 de Febrero de 1992 donde no existía voz de mando por encima de la suya, su rendición inmediata ante la posibilidad de morir producto de las amenazas del General Ochoa Antich, la búsqueda incesante de conducción de parte de Fidel Castro, su afinidad por dictadores de distintos países del mundo con ideología tan diversa, su actitud hostil el 11 de Abril y su sumisión del día siguiente ante los militares alzados quienes no habían disparado ni un solo tiro, la aceptación a regañadientes de los resultados del 2-D al conocer que los militares habían votado mayoritariamente por el “NO” y que harían respetar la decisión de la mayoría, el retroceso que en materia de leyes ha dado en cada oportunidad ha recibido señales de descontento militar, el retiro de la competencia de la Alcaldía Mayor sobre la Policía Metropolitana ante la posibilidad de caer esta en manos de la oposición y pare de contar.
Las personalidades autoritarias son extremadamente inseguras, situación que buscan compensar de múltiples maneras. Por ejemplo, una de las características más importantes de estas personas es la “la sumisión autoritaria”, que consiste en la necesidad emocional del individuo de someterse a una autoridad externa, identificándose con el fuerte para compensar su propio sentimiento de debilidad. Por otra parte, el miedo a la propia debilidad le lleva a valorar exageradamente el poder y la fuerza.
Otra característica importante es que el autoritario es muy afín a la simbología, los rangos, los organigramas verticales de mando, las insignias, los uniformes y la jerarquía. Así mismo, tienen la imperiosa necesidad -producto de su mismo núcleo de inseguridad- de buscar su identidad a través del sentido de pertenencia a grupos. Sin el funcionamiento adecuado de este tipo de estructura rígida, la persona autoritaria corre el riesgo de desintegrarse mentalmente, ya que su estabilidad interior es muy débil. Por tal razón, ameritan del sometimiento a la autoridad externa, ya que no son autónomos y no sabrían que hacer sin la orden que le señale como actuar ante situaciones de conflicto.
Por otra parte, La personalidad autoritaria es particularmente sensible a la amenaza de la muerte. Sus decisiones y actuaciones son absolutamente diferentes a las usuales ante la idea de su propia muerte y las amenazas, o ante el sometimiento al terror.
Estas características anteriores nos permiten entender muchos episodios históricos recientes en los cuales a Hugo Chávez le toco ser protagonista. Nos permite entender por qué se hizo militar, su parálisis en el museo militar durante el golpe del 3 y 4 de Febrero de 1992 donde no existía voz de mando por encima de la suya, su rendición inmediata ante la posibilidad de morir producto de las amenazas del General Ochoa Antich, la búsqueda incesante de conducción de parte de Fidel Castro, su afinidad por dictadores de distintos países del mundo con ideología tan diversa, su actitud hostil el 11 de Abril y su sumisión del día siguiente ante los militares alzados quienes no habían disparado ni un solo tiro, la aceptación a regañadientes de los resultados del 2-D al conocer que los militares habían votado mayoritariamente por el “NO” y que harían respetar la decisión de la mayoría, el retroceso que en materia de leyes ha dado en cada oportunidad ha recibido señales de descontento militar, el retiro de la competencia de la Alcaldía Mayor sobre la Policía Metropolitana ante la posibilidad de caer esta en manos de la oposición y pare de contar.
Aquí quien manda es Fidel Castro en sus momentos de lucidez mental y los militares cuando se les toca sus intereses, sus prebendas y sus negocios sucios. También ocasionalmente manda “El Pueblo” cuando se arrecha y hace valer sus derechos.
¿Hugo Chávez manda aquí? ¡Yo te aviso!
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