RESUMEN DE MI VIDA PROFESIONAL Y POLÍTICA

miércoles, 17 de octubre de 2007

LA DOBLE MORAL CUBANA: PRODUCTO DE EXPORTACIÓN

LA “DOBLE MORAL” CUBANA: PRODUCTO DE EXPORTACIÓN

Los niños que nacieron en Cuba hace 48 años atrás, crecieron bajo el particular régimen Castro-Comunista. En sus casas, se acostumbraron a ver a sus padres hablando en voz baja de temas que no entendían. En la medida que fueron creciendo, se enteraron que sus padres hablaban mal del gobierno y de Fidel, pero les advirtieron que esos temas no podían ser tocados en la escuela o en la calle, so pena de ser escuchados por el vecino “CDRrista” –léase miembro del Comando de Defensa de la Revolución-, quien controla las actividades políticas de las calles donde viven. A esos niños se les enseña que en la calle, deben hablar de Fidel como el “Padre” de Cuba.

Cada uno de estos niños, tiene un historial donde se apunta año tras año sus actividades, su participación política y sobre todo, si ha cometido una falta al pronunciar alguna opinión en contra de la revolución. Si ese es el caso, no tendrá derecho a estudiar en la universidad. Si el hecho ocurre en la vida adulta, entonces perderá su trabajo y en el peor de los casos, será encarcelado.

Por ello, todo cubano acata sin chistar el llamado a cada marcha y a cada discurso. Agita banderitas y lanza vivas a Fidel. Algunos tratan de destacarse sobre los demás, para poder obtener algún tipo de recompensa.

Los periodistas extranjeros cuentan que, si alguna de estas personas es entrevistada por un canal extranjero como CNN, responde –en forma neutral- que va a la marcha “porque tiene el día libre”. Otros contestan que “hace un buen día para caminar”, los más osados murmuran al micrófono “¡no tenemos libertad!”. Pero si estas mismas personas son entrevistadas por el canal del estado, responden: “porque nuestra obligación es con la patria” o porque “estamos dispuestos a dar la última gota de sudor y de sangre por Fidel y la revolución”.

En la intimidad de su casa, protestan en voz baja tener que hacerlo, so pena de perder su trabajo.

Es su justificación. Su manera de lavar su desidia, su falta de rebeldía. Su falta de orgullo. Han cambiado su dignidad por un mendrugo de pan que anotan en su libreta de suministro de alimentos mensual. Esos mismos personajes buscan la manera de salir legalmente del país, de tener la oportunidad de escaparse y nunca más volver y construyen en complicidad con otros, alguna balsa que navegue a la libertad.


El fenómeno de la “doble moral” es más que una simple frase. Es la manera que ha encontrado el cubano para sobrevivir y también la solución que ha encontrado para no reconocer que es un cobarde. Es su estilo de vida.

Este maravilloso logro de la revolución cubana también se ha convertido en un producto de exportación. En Venezuela por ejemplo, se intercambia por petróleo. Lamentablemente, muchos de nuestros compatriotas han puesto en marcha “la doble moral” al estilo criollo. Fueron a las “avalanchas” pero votaron por Chávez so pena del perder el trabajo. Despotrican del gobierno, pero van a las marchas con su franela y su gorra, rojas. Gritan vivas al comandante y después llegan a sus casas a justificar su “sacrificio”. Otros más “vivos”, aprovechan y hacen negocios con el gobierno, pero en sus reuniones de amigos se disfrazan de opositores férreos al régimen.

Al final, obtendremos el mismo resultado que los cubanos: nos quedaremos preguntándonos por qué no levantamos nuestra voz cuando pudimos hacerlo. Nos convertiremos en esclavos de un régimen eterno y perderemos nuestra dignidad, nuestra libertad y nuestra autoestima.

La reforma constitucional, representa el marco legal que el régimen necesita para seguir transitando su camino hacia el comunismo. Será “transitoria” hacia la sexta república, tal como dijo el líder rojo en el último “Aló, Presidente”.

Si continuamos con la práctica de la “doble moral”, nos quedaremos esperando el día de poder ver salir a uno de nuestros hijos en una delegación deportiva hacia la libertad y la utilización de la “doble moral”, se convertirá en nuestro propio estilo de vida.


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