RESUMEN DE MI VIDA PROFESIONAL Y POLÍTICA

miércoles, 17 de octubre de 2007

¿Apatía, resignación o desesperanza aprendida?


¿Es apatía o resignación lo que nos ocurre en la oposición?


Analicemos el siguiente experimento psicológico y después saquen sus propias conclusiones:
Un perro se encuentra en una jaula, exactamente en una esquina de ella, donde el piso, apenas un cuadrado, es de madera. El resto del piso de la jaula es de rejillas de metal y en la esquina opuesta de donde se encuentra el perro, hay un plato de comida.

La rejilla del piso de la jaula es electrificada y determinado por el azar (aleatoriamente), se disparan descargas en los diferentes cuadros o mosaicos de la rejilla, que hace de piso, entre la esquina de madera y la esquina donde se encuentra la comida. Cada vez que el perro intenta encontrar un camino para alcanzar la comida, es alcanzado por una descarga eléctrica que le obliga a devolverse al cuadrado de madera. Dado que la descarga que recibe la determina el azar, no importa cuantas veces lo intente, o el camino que busque, nunca logra alcanzar la comida.

Con el tiempo, el pobre perro cansado, hambriento, adolorido y atemorizado, desiste de alcanzar el plato de comida, se refugia en su limitado espacio con piso de madera y prefiere morir de hambre que volver a intentarlo. Este fenómeno se denomina en Psicología “La desesperanza aprendida”.

La oposición venezolana ha intentado alcanzar la meta de la salida de Chávez del poder por múltiples vías y en cada una de ellas, solo ha conseguido: dolor, frustración, discriminación, traición, pérdida de seres queridos, la pérdida del trabajo, encarcelamiento, golpes, sangre, asfixia por gases lacrimógenos y hasta la muerte. Sin importar cual sea la vía que han señalado los líderes, ha ido a votar, a firmar, a reafirmar, se ha abstenido, ha marchado miles de kilómetros, ha caceroleado, en fin, ¿qué no ha hecho la oposición?, ¿cuál camino ha dejado de transitar para conseguir su objetivo?

Por eso, al igual que el pobre perro del experimento, se ha refugiado en la seguridad de su hogar, ya no cacerolea, no quiere participar en marchas, no protesta, no asiste ni siquiera a una reunión de la asociación de vecinos, ni cree en los líderes de los partidos políticos, piensa que todos los caminos están cerrados y solo se limita a observar los acontecimientos o se prepara para emigrar.

Entonces, ¿se trata de apatía, resignación o desesperanza aprendida?

Entonces, ¿no hay solución?. Claro que si la hay, porque nosotros somos seres racionales.
El día en que la oposición que hoy se encuentra fraccionada, entienda, que la única vía es la unidad por encima de mezquinos intereses personales, ese día caerá la tiranía
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