Después de diez años, el país se ha acostumbrado a la pérdida de la majestad presidencial en manos del pendenciero Hugo Chávez. Ayer, 11-11-2008, en el medio de la presentación en cadena nacional de radio y televisión de los candidatos a la gobernación y alcaldías de Carabobo, violando de nuevo la ley y abusando del poder, hizo gala de su lenguaje escatológico para expulsar al embajador de USA del país y acusar a la oposición de nuevos planes de magnicidio. Lo interesante de este fenómeno, no es solamente la tolerancia de parte de la sociedad venezolana de este tipo de conducta y lenguaje por parte de Chávez, sino el auspicio y fomento de sus seguidores al gritar: “así, así, así es que se gobierna”, ante las vulgares expresiones de su líder.
Para nadie es difícil entender, que este tipo de lenguaje violento y obsceno por parte del presidente de un país y líder de un grupo de la sociedad, es el preámbulo de acciones intolerantes y de expresiones de violencia social. Lo que en la actualidad estamos viendo, ocurrió de la misma manera en el año 2002 antes de los hechos del 11 de Abril, pero, a diferencia de aquel momento, la gente que se encuentra en la calle protestando son en su mayoría personas que declaran estar con el proceso revolucionario y exigiendo su derecho a tener seguridad, agua, electricidad, gas, calles asfaltadas, vivienda, etc.
El lenguaje y la actitud violenta tienen su fundamento en individuos biológicamente predispuestos con personalidades extremas, en especial los paranoides/narcicistas ante situaciones de traumas y frustraciones, pero también en presencia de situaciones positivas, o en una combinación de ambas. Estos individuos en presencia de situaciones especiales, pueden escindir la experiencia emocional primitiva en un segmento de bienestar y felicidad y otro segmento agresivo y peligroso.
Para ilustrar este proceso, veamos la situación que vivía ayer Hugo Chávez: por el lado positivo, se encontraba en presencia de una gran multitud de seguidores en Puerto Cabello que le aupaba, pero por el lado negativo, se encontraba bajo el ataque de los medios de comunicación, producto del juicio que se sigue en Miami por el maletín destinado a la campaña de Cristina Fernández de Kirchner, asociado al ataque de USA a los personajes más importantes de la “inteligencia” venezolana, congelándoles sus cuentas por colaboración con las F.A.R.C y la grave situación política que vive su consentido, Evo Morales en Bolivia. Ante esta combinación de afectos y ataques, su personalidad enferma explotó.
Esta conducta es proyectada a la masa chavista a través de un medio tan poderoso de penetración como la T.V., sintiéndose el espectador automáticamente parte de esa gran masa -esté presente o no- quienes responden primitivamente, tal como respondían los espectadores romanos ante una sangrienta orgía de gladiadores en El Coliseo, en una mezcla de violencia, placer, gratificación y sentido de pertenencia de un grupo liderado por una persona idealizada.
Sin embargo, este tipo de conductas traen resultados, tanto positivos como negativos al líder paranoico/narcicista. Los más débiles desde el punto de vista mental estructuralmente hablando, simplemente adoptan una actitud pasiva o asumen las palabras del líder como una orden para actuar en contra de los “otros” o los “malos” y otro grupo, los que están mejor estructurados mentalmente, comienzan un proceso de separación del grupo, porque en el fondo, la mayoría de los miembros pensantes de este tipo de grupos ideológicos/fundamentalistas odian a su líder.
El tiempo nos dirá de cual lado se pondrá la mayoría.
Para nadie es difícil entender, que este tipo de lenguaje violento y obsceno por parte del presidente de un país y líder de un grupo de la sociedad, es el preámbulo de acciones intolerantes y de expresiones de violencia social. Lo que en la actualidad estamos viendo, ocurrió de la misma manera en el año 2002 antes de los hechos del 11 de Abril, pero, a diferencia de aquel momento, la gente que se encuentra en la calle protestando son en su mayoría personas que declaran estar con el proceso revolucionario y exigiendo su derecho a tener seguridad, agua, electricidad, gas, calles asfaltadas, vivienda, etc.
El lenguaje y la actitud violenta tienen su fundamento en individuos biológicamente predispuestos con personalidades extremas, en especial los paranoides/narcicistas ante situaciones de traumas y frustraciones, pero también en presencia de situaciones positivas, o en una combinación de ambas. Estos individuos en presencia de situaciones especiales, pueden escindir la experiencia emocional primitiva en un segmento de bienestar y felicidad y otro segmento agresivo y peligroso.
Para ilustrar este proceso, veamos la situación que vivía ayer Hugo Chávez: por el lado positivo, se encontraba en presencia de una gran multitud de seguidores en Puerto Cabello que le aupaba, pero por el lado negativo, se encontraba bajo el ataque de los medios de comunicación, producto del juicio que se sigue en Miami por el maletín destinado a la campaña de Cristina Fernández de Kirchner, asociado al ataque de USA a los personajes más importantes de la “inteligencia” venezolana, congelándoles sus cuentas por colaboración con las F.A.R.C y la grave situación política que vive su consentido, Evo Morales en Bolivia. Ante esta combinación de afectos y ataques, su personalidad enferma explotó.
Esta conducta es proyectada a la masa chavista a través de un medio tan poderoso de penetración como la T.V., sintiéndose el espectador automáticamente parte de esa gran masa -esté presente o no- quienes responden primitivamente, tal como respondían los espectadores romanos ante una sangrienta orgía de gladiadores en El Coliseo, en una mezcla de violencia, placer, gratificación y sentido de pertenencia de un grupo liderado por una persona idealizada.
Sin embargo, este tipo de conductas traen resultados, tanto positivos como negativos al líder paranoico/narcicista. Los más débiles desde el punto de vista mental estructuralmente hablando, simplemente adoptan una actitud pasiva o asumen las palabras del líder como una orden para actuar en contra de los “otros” o los “malos” y otro grupo, los que están mejor estructurados mentalmente, comienzan un proceso de separación del grupo, porque en el fondo, la mayoría de los miembros pensantes de este tipo de grupos ideológicos/fundamentalistas odian a su líder.
El tiempo nos dirá de cual lado se pondrá la mayoría.
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