La de Raúl Isaías Baduel es una historia digna de ser contada. Juramentado en el Samán de Güere como miembro del grupo golpista MBR-200, compadre de Hugo Chávez, “papá” como solían llamarse entre sí, artífice del retorno de Hugo Chávez al poder después de ser detenido por los militares afines a Pedro Carmona en la madrugada del 12 de Abril de 2002, ministro de la defensa de la revolución bolivariana y general de tres soles, hoy ha caído en desgracia. Odiado por el líder máximo, despreciado por sus seguidores, y para colmo, sin apoyo del lado opositor.
Cuando Hugo Chávez era amenazado por los militares golpistas en la madrugada del 12 de Abril de 2002, decidió entregarse en Fuerte Tiuna para negociar su renuncia y la del vicepresidente Diosdado Cabello. Solicitaba su salida a Cuba con su familia y sus más cercanos colaboradores. Como respuesta recibió el encarcelamiento y su traslado a la base naval de Turiamo y después a la isla de “La Orchila”.
Desesperado, Chávez logra convencer a un suboficial encargado de llevarle la comida, de esconder en una papelera, un comunicado redactado de su puño y letra donde dejaba constancia que no había renunciado. El soldado, recogió y escondió el papel arrugado y se trasladó a la 42 brigada en Maracay, comandada por Raúl Isaías Baduel, quien recibía la llamada de empresarios de la comunicación, políticos y militares preguntándole su posición. La respuesta para todos fue la misma: o se muestra la renuncia firmada de Chávez, o no reconocerá al nuevo gobierno.
Tanto los militares golpistas como los militares chavistas contabilizaban el apoyo militar en las 26 guarniciones del país. Mientras tanto, el Fiscal General, Julián Isaías Rodriguez, sale al aire en una declaración diciendo que si no hay firma no hay renuncia. María Gabriela, hija de Hugo Chávez y después su esposa, Marisabel de Chávez, logran dar sendas declaraciones a través de CNN -gracias a los buenos oficios de Fidel Castro- donde aclaraban que Chávez no había renunciado.
Baduel recibe el comunicado firmado por Chávez y amenaza con la Fuerza Aérea. Los militares golpistas ponen a Carmona a buen resguardo en Fuerte Tiuna. Baduel, en coordinación con García Carneiro, desarrollan una campaña denominada “Restitución de la dignidad nacional” para rescatar a Chávez. El general Vásquez Velasco se retracta y llama a restituir La Asamblea Nacional. Diosdado Cabello se juramenta como presidente transitorio. VTV reinicia sus actividades y los helicópteros Cougar salen a la búsqueda de Chávez en La Orchila.
Frente a la institución militar en Maracay se agolpaban los seguidores de Chávez y recibían el discurso emocionado de oficiales militares revolucionarios al saber que Chávez estaba con vida y sería rescatado. Al ponerse al tanto de la situación, Chávez ordena a los helicópteros hacer escala en Maracay para agradecer a Baduel, antes de regresar a Miraflores.
Después de ese episodio, Baduel es recompensado y su imagen política dentro del chavismo venía en ascenso. Todos le dan como el sucesor de Chávez. Buscado congraciarse con su compadre se presta a la politización de la Fuerza Armada y permite el uso del slogan “Patria, socialismo o muerte”.
Los celos presidenciales comienzan a hacerle pensar la manera de desprestigiarlo y ordena su vigilancia al DIM. Subrepticiamente, deja colar la información a través de los diputados de La Asamblea. Un video muestra al héroe de la revolución en una despreciable actitud sexual donde se involucra su perrito mascota y su juguete Pickatchú. El desprestigio es inmediato. De la admiración pasa al asco y la repugnancia. Chávez logra su cometido y sigue siendo el único líder de la revolución.
Baduel es golpeado es su intimidad y en su entorno familiar; desprestigiado ante su círculo de amistades, sus compañeros de armas y todo el pueblo venezolano. La venganza comienza a ser acariciada. El acto de entrega del ministerio de defensa es el momento escogido. El discurso va dirigido al mal gobierno de Hugo Chávez y su estrategia socialista. El efecto es mínimo. Buscando hacer mayor daño a su ahora enemigo, prepara una declaración a escasos días de la votación, donde señala que la reforma constitucional no debe ser aprobada. Chávez le llama traidor y hasta niega su papel protagónico para restituirle en la presidencia. La revancha se logra. Chávez pierde por primera vez una elección.
Ahora el odio es mutuo.
Se le señala como corrupto, se le hace un atentado de muerte dentro de su vehículo, se le inicia un juicio. Se le captura frente a su familia e hijos pequeños. Se le prohíbe la salida del país. Se busca hacerle el mayor daño posible.
Baduel está solo, odiado por los chavistas e ignorado por la oposición. Nada bueno le depara el futuro.
Cuando Hugo Chávez era amenazado por los militares golpistas en la madrugada del 12 de Abril de 2002, decidió entregarse en Fuerte Tiuna para negociar su renuncia y la del vicepresidente Diosdado Cabello. Solicitaba su salida a Cuba con su familia y sus más cercanos colaboradores. Como respuesta recibió el encarcelamiento y su traslado a la base naval de Turiamo y después a la isla de “La Orchila”.
Desesperado, Chávez logra convencer a un suboficial encargado de llevarle la comida, de esconder en una papelera, un comunicado redactado de su puño y letra donde dejaba constancia que no había renunciado. El soldado, recogió y escondió el papel arrugado y se trasladó a la 42 brigada en Maracay, comandada por Raúl Isaías Baduel, quien recibía la llamada de empresarios de la comunicación, políticos y militares preguntándole su posición. La respuesta para todos fue la misma: o se muestra la renuncia firmada de Chávez, o no reconocerá al nuevo gobierno.
Tanto los militares golpistas como los militares chavistas contabilizaban el apoyo militar en las 26 guarniciones del país. Mientras tanto, el Fiscal General, Julián Isaías Rodriguez, sale al aire en una declaración diciendo que si no hay firma no hay renuncia. María Gabriela, hija de Hugo Chávez y después su esposa, Marisabel de Chávez, logran dar sendas declaraciones a través de CNN -gracias a los buenos oficios de Fidel Castro- donde aclaraban que Chávez no había renunciado.
Baduel recibe el comunicado firmado por Chávez y amenaza con la Fuerza Aérea. Los militares golpistas ponen a Carmona a buen resguardo en Fuerte Tiuna. Baduel, en coordinación con García Carneiro, desarrollan una campaña denominada “Restitución de la dignidad nacional” para rescatar a Chávez. El general Vásquez Velasco se retracta y llama a restituir La Asamblea Nacional. Diosdado Cabello se juramenta como presidente transitorio. VTV reinicia sus actividades y los helicópteros Cougar salen a la búsqueda de Chávez en La Orchila.
Frente a la institución militar en Maracay se agolpaban los seguidores de Chávez y recibían el discurso emocionado de oficiales militares revolucionarios al saber que Chávez estaba con vida y sería rescatado. Al ponerse al tanto de la situación, Chávez ordena a los helicópteros hacer escala en Maracay para agradecer a Baduel, antes de regresar a Miraflores.
Después de ese episodio, Baduel es recompensado y su imagen política dentro del chavismo venía en ascenso. Todos le dan como el sucesor de Chávez. Buscado congraciarse con su compadre se presta a la politización de la Fuerza Armada y permite el uso del slogan “Patria, socialismo o muerte”.
Los celos presidenciales comienzan a hacerle pensar la manera de desprestigiarlo y ordena su vigilancia al DIM. Subrepticiamente, deja colar la información a través de los diputados de La Asamblea. Un video muestra al héroe de la revolución en una despreciable actitud sexual donde se involucra su perrito mascota y su juguete Pickatchú. El desprestigio es inmediato. De la admiración pasa al asco y la repugnancia. Chávez logra su cometido y sigue siendo el único líder de la revolución.
Baduel es golpeado es su intimidad y en su entorno familiar; desprestigiado ante su círculo de amistades, sus compañeros de armas y todo el pueblo venezolano. La venganza comienza a ser acariciada. El acto de entrega del ministerio de defensa es el momento escogido. El discurso va dirigido al mal gobierno de Hugo Chávez y su estrategia socialista. El efecto es mínimo. Buscando hacer mayor daño a su ahora enemigo, prepara una declaración a escasos días de la votación, donde señala que la reforma constitucional no debe ser aprobada. Chávez le llama traidor y hasta niega su papel protagónico para restituirle en la presidencia. La revancha se logra. Chávez pierde por primera vez una elección.
Ahora el odio es mutuo.
Se le señala como corrupto, se le hace un atentado de muerte dentro de su vehículo, se le inicia un juicio. Se le captura frente a su familia e hijos pequeños. Se le prohíbe la salida del país. Se busca hacerle el mayor daño posible.
Baduel está solo, odiado por los chavistas e ignorado por la oposición. Nada bueno le depara el futuro.
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