¡Estamos salvados! La vocera de la última promoción de “médicos integrales”, comunista hasta la médula ósea, decía en una de las recientes y maratónicas cadenas de Chávez, que ellos se encargarían de enseñarle a nuestros médicos venezolanos, oligarcas y capitalistas, como se ejerce la verdadera medicina. Y es lógico pensar que eso sea verdad…
Estos muchachos, quienes quizás vienen de aprobar la “Misión Robinson” o la “Misión Rivas”; quienes no tuvieron la necesidad de atravesar por el estrés de una prueba de selección universitaria, ni de tests para determinar su coeficiente intelectual – da lo mismo tener 50 que 160 para ingresar a tan reconocida escuela de medicina chavista-; quienes vienen de estudiar por tres laaaaaargos años, obviando las materias básicas del pensum de esta carrera; no teniendo la necesidad de realizar pasantías hospitalarias y guardias de 24 horas cada 6 días por 7 años; y teniendo como instructores los profesionales de la medicina más atrasados del mundo; aunque no sepan si la Aorta es una arteria o mala palabra, pero adecuadamente ideologizados, cabe suponer que deben poseer las herramientas necesarias para impartir las tan necesarias clases de ética a nuestros médicos.
De nada habrán servido las enseñanzas de los grandes maestros herederos de la sabiduría y ética de José María Vargas. De nada habrán servido las frustraciones que a nuestros médicos les haya tocado vivir al luchar contra una enfermedad incurable de sus pacientes. Tampoco servirá de mucho cuando se les arrugó su corazón al ver el llanto de un familiar desconsolado por la enfermedad de un ser querido cuya salud estaba en sus manos. Tampoco habrán servido los 12 años -mínimos- de formación que habrán tenido, ni sus largas noches de estudio, o en vela, de guardia en un centro hospitalario en condiciones paupérrimas. Tampoco habrá valido de nada devengar salarios de hambre y ser uno de los profesionales pero pagados de todo el espectro; pasar el día mal alimentados o sin comer por la falta de tiempo, ni mucho menos el tiempo que ha tenido que sacrificar para pasar con su familia por que el deber se lo exigía. Solo deben esperar por las lecciones de ética que estos sabios y capacitados profesionales darán a la rancia estirpe de médicos que han entregado su vida al servicio de sus semejantes y compatriotas.
Después de tan interesantes consejos, quizás podamos entender la forma de pensar de un médico como Ernesto “Ché” Guevara, quien en vez de salvar vidas asesinaba a todo aquel que pensara distinto a él.
Estos muchachos, quienes quizás vienen de aprobar la “Misión Robinson” o la “Misión Rivas”; quienes no tuvieron la necesidad de atravesar por el estrés de una prueba de selección universitaria, ni de tests para determinar su coeficiente intelectual – da lo mismo tener 50 que 160 para ingresar a tan reconocida escuela de medicina chavista-; quienes vienen de estudiar por tres laaaaaargos años, obviando las materias básicas del pensum de esta carrera; no teniendo la necesidad de realizar pasantías hospitalarias y guardias de 24 horas cada 6 días por 7 años; y teniendo como instructores los profesionales de la medicina más atrasados del mundo; aunque no sepan si la Aorta es una arteria o mala palabra, pero adecuadamente ideologizados, cabe suponer que deben poseer las herramientas necesarias para impartir las tan necesarias clases de ética a nuestros médicos.
De nada habrán servido las enseñanzas de los grandes maestros herederos de la sabiduría y ética de José María Vargas. De nada habrán servido las frustraciones que a nuestros médicos les haya tocado vivir al luchar contra una enfermedad incurable de sus pacientes. Tampoco servirá de mucho cuando se les arrugó su corazón al ver el llanto de un familiar desconsolado por la enfermedad de un ser querido cuya salud estaba en sus manos. Tampoco habrán servido los 12 años -mínimos- de formación que habrán tenido, ni sus largas noches de estudio, o en vela, de guardia en un centro hospitalario en condiciones paupérrimas. Tampoco habrá valido de nada devengar salarios de hambre y ser uno de los profesionales pero pagados de todo el espectro; pasar el día mal alimentados o sin comer por la falta de tiempo, ni mucho menos el tiempo que ha tenido que sacrificar para pasar con su familia por que el deber se lo exigía. Solo deben esperar por las lecciones de ética que estos sabios y capacitados profesionales darán a la rancia estirpe de médicos que han entregado su vida al servicio de sus semejantes y compatriotas.
Después de tan interesantes consejos, quizás podamos entender la forma de pensar de un médico como Ernesto “Ché” Guevara, quien en vez de salvar vidas asesinaba a todo aquel que pensara distinto a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario