RESUMEN DE MI VIDA PROFESIONAL Y POLÍTICA

viernes, 6 de noviembre de 2009

VENEZUELA RURALIZADA

¡Qué lamentable espectáculo nos ha tocado vivir en estos diez años de "revolución"!
Venezuela transitaba el lánguido y triste camino de la ruralidad cuando repentinamente brotó el oro negro de sus entrañas, para obsequiarnos la posibilidad de desarrollarnos a través de la industralización, pero lamentablemente, -así intentaba hacérnoslo entender aquel gran visionario Arturo Uslar Pietri- esa repentina riqueza, a la que él llamaba el "minotauro", podría, como en efecto lo hizo, convertirnos en más pobres aún y además, nos alertaba sobre el abandono de la agricultura y el autoabastecimiento, para convertirnos en un país absolutamente dependiente de las importaciones y derrochador, donde las diferencias de clases se apoderarían de la nación.
Al inicio del período democrático, hombres como Rómulo Betancourt y Raúl Leoni desarrollaron la infraestructura del país: se construyeron escuelas, vías rápidas, grandes edificaciones, la red de instalaciones y de generación de energía más moderna de America Latina para los años sesenta, así como grandes hospitales que a duras penas ahora sobreviven ante tanta mediocridad gubernamental revolucionaria.
Después de haber vivido un período de bonanza económica y desarrollo en todos los órdenes, Venezuela se ruraliza. Los apagones de electricidad duran horas o días en todo lo largo y ancho del país. El agua es un servicio de "lujo" para la mayoría de la población que padecen de sed como si vivieramos en la zona más árida del planeta y no en uno de los países con mayor reservorio de agua.
Las grandes autopistas ahora se han convertido en meras calles o avenidas. Para ejemplo basta un botón: la otrora gigantesca autopista regional del centro. Los hospitales se caen a pedazos, las escuelas mueren de mengua y las universidades no tienen presupuesto. Caracas es un gran estacionamiento a todas horas y la velocidad promedio no sobrepasa los 20 Km/h.
Los parques industriales se han convertido en cementerios abandonados. Las viviendas humildes tambalean ante sus precarias estructuras con cada aguacero y cada día tienen más pisos, producto de la ineficacia gubernamental para construir viviendas, mientras los empresarios privados no se atreven a invertir en el sector construcción por falta de la materia prima nacionalizada (acero, cemento, etc) o ante el temor de las invasiones.
El hampa se ha adueñado de el quehacer diario de la población y son los grandes señores de la comarca. Los militares y policías se señalan como los responsables de la delincuencia común, narcotráfico, delicuencia organizada, sicariato, abigeato y secuestros en el medio rural y urbano. la droga se ha convertido en el gran negocio para miembros de quien posee el poder de fuego y de los grandes burócratas del gobierno.
La población apenas sobrevive tratando de estirar sus miserables suelduchos para cubrir el costo de una canasta alimentaria que sobrepasa los cuatro salarios mínimos. No hay dinero para lo elemental pues no hay empleo decente y más de la mitad de la población se "rebusca" en la buhonería.
Mientras tanto, los nuevos ricos de la revolución se pavonean con costosos vehículos y excesivos guardaespaldas; viajan al exterior tres cuatro veces al año de vacaciones, pagando sus gastos con US $ en efectivo, mientras el ciudadano común tiene que pasar un sin número de requisitos y horas de su tiempo para conseguir un pasaporte y unos cuantos dólares que no alcanzan para viajar decentemente ni a Aruba.
Por supuesto que el líder máximo; la reencarnación de Simón Bolívar; el nuevo "Benemérito"; el libertador de la patria de la neocolonización gringa, puede derrochar nuestro dinero a manos llenas en cumbres absolutamente inservibles, plagada de invitados que asquean con discursos vomitivos; viaja con comitivas gigantescas que no proporcionan al país ningún beneficio; regala indiscriminadamente nuestro dinero a otros países y financia cuanto proyecto totalitario y represor asome sus maléficas intenciones en nuestro continente o en cualquier lugar del mundo, como Burquina Faso, Haití, Honduras, Cuba o Zimbague.
Para el nuevo sargentón en la silla de Miraflores nosotros somos los culpables del derroche de la electricidad y nos invita a ir al baño en la noche con una linterna, a bañarnos con una "totuma", a desarrollar nuestro gallinero vertical y un cultivo organopónico para autoabstecernos familiarmente de alimentos, a poner nuestro propio negocito en la "ruta de la empanada" a vivir en una casucha de las "Petrocasas" -quien sabe cuanto daño harán a la salud-, aunque no cuenten con electricidad, agua potable o drenaje de aguas negras, a alimentarnos de los pésimos productos alimentarios que logremos obtener después de una cola gigantesca en los MERCAL O PDVAL y a vivir de las limosnas que nos ofrezca el gobierno a través de becas paupérrimas.
El deterioro mental de nuestro flamante presidente es cada día más obvio, cuyo malformado pensamiento solo le permite visualizar una Venezuela ruralizada y atrasada.
A nuestro país le han caído las siete plagas de Egipto con este tristemente célebre gobierno de Hugo Chávez... y creíamos que lo habíamos visto todo en la cuarta república. ¡Cuán equivocados estábamos! Nos gobiernan los ineptos, los incapaces, los mediocres, los improductivos, los incoherentes, los aduladores, los ignorantes, los represores, los delincuentes, los inexpertos, los malignos y los oportunistas. Y dirigiendo semejante equipo está el peor de todos: Hugo Chávez.

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