La situación política, social y económica que vive Venezuela es muy, pero muy difícil. El "proceso de radicalización" que vivimos, tal como suelen llamarlo los comunistas en el poder y quienes les adversamos, ha provocado una incómoda forma de convivencia, tanto para unos como para otros.
En lo económico, cinco (5) trimestres consecutivos de caída del "Producto Interno Bruto" (PIB) -cuyo cálculo toma en consideración la producción interna del país en todos los sectores de la economía-, asociado a la mayor inflación de América Latina y una de las más grandes del mundo, nos han conducido a un proceso de "estanflación", como se le conoce en términos económicos. Este proceso económico es el peor escenario que puede vivir un país y que denota la terrible incapacidad del régimen para administrar nuestros envidiables recursos. A tal punto de gravedad ha llegado la situación, que Venezuela se ha convertido en una isla en cuanto a la crisis económica que azotó al mundo en 2009 y de la cual salieron rápidamente los países del continente, exceptuando coincidencialmente a otro país: Cuba. Hugo chávez se defiende diciendo que el PIB es una medida de evaluación capitalista que no puede ser aplicada a Venezuela.
Nuestra producción agrícola y pecuaria está muy lejos de lo que en otras épocas fue, producto de las confiscaciones de fincas productivas de manos de privados. El comercio ha caído estrepitosamente, acompañado por supuesto del consumo. Lo peor de todo es que sea cual sea la medida que adopte el gobierno, terminará por deteriorar más la producción y la economía. De nada valdrá devaluar la moneda o disminuir las tasas de interés, pues solo se perpetuará el círculo vicioso de la estanflación. Es decir, de un proceso de esta naturaleza solo puede salirse cuando las políticas económicas cambian radicalmente y la confianza regresa al país, en compañía de los capitales y la inversión. Diga lo que diga Hugo Chávez, solo los capitales nos sacarán de este lío. Caso contrario, se agravará la producción y la escasez, así como la inflación y el poder adquisitivo.
En lo económico, cinco (5) trimestres consecutivos de caída del "Producto Interno Bruto" (PIB) -cuyo cálculo toma en consideración la producción interna del país en todos los sectores de la economía-, asociado a la mayor inflación de América Latina y una de las más grandes del mundo, nos han conducido a un proceso de "estanflación", como se le conoce en términos económicos. Este proceso económico es el peor escenario que puede vivir un país y que denota la terrible incapacidad del régimen para administrar nuestros envidiables recursos. A tal punto de gravedad ha llegado la situación, que Venezuela se ha convertido en una isla en cuanto a la crisis económica que azotó al mundo en 2009 y de la cual salieron rápidamente los países del continente, exceptuando coincidencialmente a otro país: Cuba. Hugo chávez se defiende diciendo que el PIB es una medida de evaluación capitalista que no puede ser aplicada a Venezuela.
Nuestra producción agrícola y pecuaria está muy lejos de lo que en otras épocas fue, producto de las confiscaciones de fincas productivas de manos de privados. El comercio ha caído estrepitosamente, acompañado por supuesto del consumo. Lo peor de todo es que sea cual sea la medida que adopte el gobierno, terminará por deteriorar más la producción y la economía. De nada valdrá devaluar la moneda o disminuir las tasas de interés, pues solo se perpetuará el círculo vicioso de la estanflación. Es decir, de un proceso de esta naturaleza solo puede salirse cuando las políticas económicas cambian radicalmente y la confianza regresa al país, en compañía de los capitales y la inversión. Diga lo que diga Hugo Chávez, solo los capitales nos sacarán de este lío. Caso contrario, se agravará la producción y la escasez, así como la inflación y el poder adquisitivo.
Por si fuera poco, la incapacidad mostrada por el actual gobierno se ve reflejada en la falta de planificación, previsión e inversión en los sectores más álgidos de la economía, tal como las reservas de agua para la producción, el agua potable y la electricidad que han conducido al cierre técnico de las empresas básicas de Guayana, otrora segunda fuente de ingresos del país y orgullo de los Venezolanos. La producción petrolera es cada día menor, -nada menos y nada más que nuestra principal fuente de trabajo e ingresos- acercándose a apenas 2 MM de barriles diarios, observándose cada día el deterioro de su infraestructura.
Socialmente, la situación es gravísima. En nuestro día a día y como consecuencia de lo anterior, los venezolanos nos vemos sometidos a un permanente esquema de racionamiento de agua potable y electricidad, así como a la escasez de alimentos que es ya una constante en los anaqueles de los supermercados. Como producto de lo anterior, los venezolanos nos estamos acostumbrando a comer "lo que hay". La moneda no vale nada y las familias de la clase media y baja no lograr hacer rendir sus ingresos para cubrir sus necesidades más básicas.
la situación de salud es terrible. Los grandes hospitales del país se encuentran en cierre técnico y solo la red "Barrio Adentro" recibe recursos para su subsistencia, así como las nuevas área inauguradas por el gobierno revolucionario, de las cuales se han excluido al personal médico y paramédico opositor y donde predomina el cubano o el formado en precarias condiciones científicas en el país o en Cuba. Situación que se agrava on el "éxodo" de cubanos del país vía Colombia en la búsqueda de su libertad. En consecuencia, los sectores más pobres de la población cuentan ahora con un centro dispensador de salud más cerca de sus hogares, pero, o no funciona o la calidad de atención que se les presta es muy deficiente.
La pobreza ha aumentado a niveles muy preocupantes - situación que es reflejada a la inversa en las estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)- Cada día los "ranchos" de Caracas tiene más pisos, las "trancas" de calles y avenidas de los sectores humildes de la población ocurren a diario en toda la geografía del país. Los asesinatos alcanzan la astronómica cifra de 15.000 durante el período de gobierno de Hugo Chávez y ya es casi una milagro salir de la casa al trabajo y regresar sin alguna novedad, producto del hampa desbordada.
Paradójicamente, en nuestro país crece aceleradamente el sector comunicaciones y somos líderes per-cápita en teléfonos Blackberry. Es decir, no tenemos con que bañarnos, tampoco que comer, menos como vestirnos o comprar nuestros medicamentos, pero usamos el teléfono más costoso y avanzado del mundo. Quizás este simple ejemplo pueda permitirnos entender lo que nos sucede como sociedad.
Políticamente, en la humilde opinión de quien les escribe -a diferencia de afamados analistas políticos- la polarización de la sociedad se ha agravado. Las encuestas así lo demuestran. Anteriormente existía un amplio tercer grupo neutral, conocido como los Ni-Ni No alineados, que rompían la polaridad política. Ese grupo es cada vez más pequeño, aumentando la radicalización política y la intolerancia. Si bien es cierto que las encuestas muestran que crece el deseo de los venezolanos de avanzar hacia la unión y reconciliación, esto solo pareciera ser un deseo de buena voluntad, pues para cada grupo eso solo podría darse cuando el otro se pliegue a su voluntad política.
Los poderes nacionales se han unido inseparablemente a los intereses de la revolución y las órdenes del presidente se cumplen ipso facto, tanto por la fiscalía, la Asamblea Nacional (AN), el CNE y el TSJ. Así lo ha expresado la Presidenta del máximo tribunal de la justicia en el país y ni hablar de los mandos militares donde toda arenga comienza y termina con la consigna "Patria socialista o muerte, ¡venceremos!".
Chávez mantiene la hegemonía de los medios de comunicación, realizando "cadenas" con su mismo discurso anti-imperialista y divisionista de hace once (11) años, mientras el sector oposición intenta llevar a cabo un proceso unificador de candidaturas a diputados a la AN para las elecciones del 26S, proceso que les consume todas sus energías por la falta de consenso y no haber realizado primaria universales, alejándolos cada vez más de la arena política, aislándolos del quehacer diario y sin realizar ningún tipo de oposición a Hugo Chávez, quien se encuentra solo en el ring de boxeo. Por eso, no es de extrañar que este último crezca en las encuestas recuperando su popularidad. Simplemente, en la práctica su contraparte no existe.
La corrupción se exibe sin ningún tipo de vergüenza, pues ya es práctica habitual que no se castigue. Solo se realizan actos espasmódicos de persecución cuando los intereses del presidente chocan con los números de las encuestas en las cercanías de elecciones. El escándalo de la banca boliburguesa fue solo la punta de iceberg de la inmensa corrupción del país. Últimamente, el escándalo de las miles de toneladas de comida abandonadas en los puertos del país, no son sino el ejemplo que los capitalistas boliburgueses pueden demostrar más indolencia que su contraparte de la 4a. república.
Ante una situación como la anteriormente esbozada un gobierno en el llamado periodo democrático hubiera durado dos días. ¿Por qué no es así en el actual régimen? La respuesta está aún en el apoyo popular que mantiene Hugo Chávez, quien es un experto vendedor de ilusiones. Ante la posible pérdida de la mayoría en la AN, aceleradamente manda aprobar la creación de una ley que permita el parlamentarismo comunal y que las decisiones sean aprobadas por el "Pueblo", creando la ilusión que será el más pobre y necesitado quien tendrá el poder político. Ese es el secreto de Chávez: le ha dado esperanza e ilusión a quien antes no la tenía. por eso, solo la decepción de ese Pueblo seguidor de Hugo Chávez lo depondrá. Con el agravante que esta vez la decepción y por tanto su respuesta será más contundente y más dolorosa.
Por lo pronto, el 26S tenemos una nueva cita electoral. No creo pertinente crearse muchas expectativas de cambio. Analistas como John Magdaleno o Luis Vicente León tienen la razón: la oposición no logrará alcanzar la mayoría simple, pero el hecho que tengamos una buena participación en la AN al menos nos mantendrá dando la pelea política. En el mejor de los escenarios, la oposición -vista como una masa heterogénea de fuerzas- podría nivelar la toma de decisiones si el PPT logra quitarle una buena cantidad de curules al PSUV.
Se que no son buenas noticias, pero es preferible decir la verdad que ser simpático mintiendo.
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